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La cancelación en el periodismo uruguayo: un riesgo creciente para la libertad de expresión

07/02/2024

La investigación de la licenciada en Comunicación Mariana Grünwald refleja la creciente ola de cancelación en el periodismo uruguayo en un mundo cada vez más polarizado y digital.

La cancelación en el periodismo uruguayo

El periodismo uruguayo se enfrenta a un desafío: la cancelación. Este concepto fue investigado por la licenciada en Comunicación, por la Universidad ORT Uruguay, Mariana Grünwald Castro en su tesis de grado.

“La cultura de cancelación es una dinámica en las redes sociales que busca disciplinar a los usuarios y penalizar a quienes se salgan de la norma”, escribió Grünwald en su trabajo. Dicho concepto se ha convertido en una herramienta común en las redes sociales, donde los usuarios pueden expresar su desacuerdo o disgusto con determinadas opiniones o acciones. Aunque la cancelación a menudo se utiliza para señalar a figuras públicas, artistas o políticos, el periodismo no ha quedado exento de su impacto.

La graduada en Comunicación indagó sobre tres casos que se dieron en nuestro país. En primer lugar, el episodio de Martín Tocar y “los niños que comían pasto”, uno de los primeros vestigios de configuración de la cultura de cancelación en Uruguay. En segundo lugar, el caso del hashtag #RepudioElObservador, donde se evidencia por primera vez una intención efectiva de perjudicar a un medio de comunicación por un título que produjo rechazo. Y, finalmente, el caso de Camila Bello y su artículo en El País sobre la Operación Milagro, donde la periodista se vio expuesta a la divulgación de sus fotos de otras redes sociales.

Los periodistas uruguayos se enfrentan a un dilema: equilibrar su deber de informar con el temor a ser cancelados en las redes sociales. La cancelación puede tener consecuencias profesionales y personales, desde la pérdida de seguidores hasta la pérdida de empleo.

Sin embargo, ningún periodista perdió su trabajo en los tres casos desarrollados. El caso de #RepudioElObservador, y el impacto buscado que tuvo en sus seguidores de Twitter y suscriptores, nos acerca un paso más hacia la cultura de cancelación. La autora sostiene que hay una intención por parte de los ofendidos de afectar y perjudicar al medio a partir de lo hecho, llamando a un boicot para bajar sus suscripciones y sus seguidores en redes sociales. Estas consecuencias fueron las suficientes como para forzar a un cambio de conducta en la redacción y sus líderes. Grünwald deja en claro que “la cultura de cancelación obstaculiza una de las funciones esenciales del periodismo: mostrar aquello que no se quiere ver”. Si bien este resultado no es necesariamente un objetivo de la cancelación, sí puede ser una consecuencia de la misma.

La periodista Camila Bello se vio enfrentada a una cultura de cancelación más asentada y organizada, donde se tomaron y divulgaron sus fotos de otras redes sociales, y donde se logró la autocensura. Ésta se considerada como el mayor riesgo del fenómeno estudiado. Aquellos que sufren acoso pueden terminar siendo condicionados a no tratar nuevamente el tema con tal de no enfrentarse al hostigamiento. Para su tesis, Grünwald optó por recurrir a entrevistas con aquellos involucrados en los casos tratados, con periodistas y jerarcas de medios de prensa escrita, y con conocedores o especialistas en el tema.

Los expertos en la materia creen que es un tema que sigue evolucionando. A medida que la sociedad digital continúa transformando la esfera de la información y el debate, la libertad de prensa y la diversidad de opiniones se enfrentan a desafíos sin precedentes. Se debe encontrar un equilibrio entre la protección de la libertad de expresión y la lucha contra la desinformación y el discurso dañino en un mundo en línea cada vez más polarizado. Uno de los hallazgos más influyentes de la investigación es que “la cultura de cancelación es un miedo en crecimiento para los periodistas”. “Se hace evidente cómo va tomando mayor lugar y predominancia dentro del ecosistema de redes en Uruguay. Si bien es un riesgo que aún no es conocido por muchos círculos, se puede observar el aumento en su presencia dentro del periodismo”, explica la autora.

De esta manera, aunque aún sin estar del todo instalada, ya se puede comenzar a vislumbrar sus consecuencias. Los periodistas temen por las reacciones que pueden generar sus notas, y por los ataques a los que se pueden ver expuestos. “Es así que se puede llegar a sufrir la autocensura y condicionar el trabajo sin siquiera haber sido expuestos a una cancelación, o a un indicio de esta”, explica la licenciada.

Mediante el control del discurso y el establecimiento de normas sobre qué información es aceptable y qué voces deben ser silenciadas, la cultura de cancelación comienza a afectar al periodismo en el resto del mundo. Grünwald cierra su tesis de grado advirtiendo que “no hay razones para creer que Uruguay será eximido de este futuro”.

Este artículo fue publicado el 9 de noviembre de 2023 por el Laboratorio de Noticias de El Observador.